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El apartamento que vamos a ver se encuentra en la ciudad de Gotemburgo (Suecia), en un edificio que data de principios de 1900 y donde se puede contemplar una decoración típica sueca, caracterizada principalmente por los espacios abiertos, luminosos, puros y de líneas suaves donde la idea «menos es más» cobra sentido por si misma gracias a su estética inconfundible.

Cuenta con unos 65 m2 muy bien planificados y organizados de forma inteligente, a los que se ha sabido sacar el máximo partido, aprovechando cada rincón y convirtiéndolo en un espacio amplio, confortable y funcional, con todo tipo de comodidades a pesar de no contar con grandes dimensiones.

Los amplios ventanales con los que cuenta la vivienda son uno de los puntos fuertes a destacar, permiten la entrada de gran cantidad de luz natural, favoreciendo la creación de zonas bien iluminadas. Las estancias estan comunicadas entre sí, se trata de una casa de espacios abiertos pero visualmente separados en cierta medida, de forma que se aprovecha la entrada de la luz exterior desde los diferentes ventanales hacia todos los rincones de la casa. El dormitorio es la única estancia que goza de mayor intimidad, debido a su situación y función, y en el que una cama tamaño king-size y un escritorio bajo la ventana son sus principales protagonistas.

El blanco predomina en todo el apartamento, refleja frescura, amplitud, potencia el efecto de luminosidad y es propio del estilo decorativo sueco, abusan de este color de forma elegante y delicada sin resultar en ningún momento monótono o frío, sino todo lo contrario, consiguen crear espacios cálidos y agradables con el uso de determinados materiales o detalles.

Se trata de un interiorismo especial en el que se fusiona los antiguo y lo moderno, conviven en un mismo espacio diferentes épocas, materiales y tendencias, algo que enriquece el conjunto y engrandece la composición, personalizándolo a través de cuidados y precisos matices que le confieren un sugerente estilo propio.

Los suelos de madera aportan gran calidez a la vivienda, las paredes y techos blancos transmiten sencillez y pulcritud, los complementos y textiles en tonos suaves y neutros potencian la armonía, tanto a nivel cromático como ambiental, y todo ello unido a la elección y disposición de muebles y piezas de líneas clásicas y elementales con cierto aire envejecido, o por el contrario con toques renovados, se traduce en una casa con esencia y sentimiento de hogar donde vivir y convivir en un ambiente delicado y agradable.

Arquitectónicamente, merece especial atención el muro de ladrillo que separa la cocina y el salón, en ladrillo rojo, contrastando con las tonalidades predominantes que se han utilizado en la casa y con el resto de acabados empleados en su construcción. Un choque visual con todo lo que le rodea pero perfectamente integrado en el proyecto.

Otro aspecto muy cuidado ,y sorprendente a la vez, es la capacidad para almacenar y organizar con que cuenta en un espacio relativamente pequeño, donde todo queda oculto y en perfecto orden, una forma inteligente de maximizar cada rincón, bien con armarios empotrados o zonas destinadas a tal fin.

¿Qué os parece el estilismo de este apartamento? ¿Os sentís identificados con este tipo de decoración? ¿Qué sentimientos os transmite? Me encantará leer vuestras respuestas.

Fuente: Freshome.

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Muchos besos!!!