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El restaurante colonie es uno de los establecimientos de moda en el neoyorquino barrio de Brooklyn Heights gracias a su renovado diseño, su cuidada y reciclada decoración, el buen servicio, y la calidad que ofrecen en todos sus platos. Diseñado por el arquitecto Alex Meyers, de Mad Design, ha conseguido satisfacer las necesidades de los más exigentes, permitiendo disfrutar del tiempo en un lugar con toques tradicionales, de culto a la buena cocina y lejos del ritmo frenético de la ciudad.

Se fusionan diferentes estilos pero sin renunciar, en su construcción y decoración, al diseño americano. Minimalista y vintage son las dos palabras que mejor definen este espacio fresco de inspiración industrial. El ladrillo visto  de sus paredes y el abundante uso de madera proporcionan  gran calidez en todos sus rincones, combatiendo la sensación de frialdad que transmiten otros materiales como el acero y el hierro, también utilizados en pequeñas dosis.

Todos los factores cuentan y el uso de materiales diversos enriquece, aun más si cabe, el conjunto. Se han utilizado, en gran medida, materiales y objetos antiguos y renovados que se han adaptado perfectamente a la  estética del local.

Además de las sillas de madera de aire retro, se han utilizado banquetas del mismo material, situadas a lo largo de algunas de sus paredes, procedentes de una iglesia. Los bancos suponen una mayor capacidad y comodidad en la colocación y distribución de las mesas.

Los suelos, los techos y las mesas han sido fabricados con madera recuperada. La fuerte presencia de un material tan noble, lo convierte en un espacio confortable que permite un sencilla integración de el resto de elementos y complementos.

Una de las lámparas con forma de araña fue elaborada a partir de una viga de acero que los propietarios encontraron en la azotea, cuya única ornamentación son unas bombillas que se mantienen al descubierto. Parece imposible pensar que partiendo de algo tan básico se pueda lograr un resultado tan sobrio y espectacular.

Al fondo se encuentra situado un llamativo espejo, realizado con un vidrio antiguo cuyo marco perteneció al Centro internacional de Juguetes. Al igual que muchos otros objetos localizados en este restaurante, cuenta con un pasado, de forma que la historia y el caracter de otros tiempos están presentes en el ambiente.

Otro punto favorable que llama la atención de los más curiosos es que dispone de una cocina abierta donde observar la preparación de sus platos, cuyo revestimento se ha realizado con antiguas baldosas blancas procedentes del metro. Lo urbano y lo retro se dan la mano en esta zona decorada por gran cantidad de cazuelas y sartenes, consiguiendo un efecto desenfadado y característico del barrio.

El mayor contraste que se aprecia en el restaurante, se observa en una de sus paredes donde se ha colocado un jardín vertical, donde sus plantas son comestibles y se utilizan en la cocina. Se ha integrado la naturaleza de forma sutil e inteligente, y otorgándola el protagonismo que, sin duda, se merece.

Cuenta con una barra de gran tamaño, zona perfecta para una comida ligera, tomar un copa o esperar mesa. El espacio no es un problema, ya que tanto la zona de restauración como la barra albergan gran capacidad.

La iluminación es potente y cálida, esto se ha logrado utilizando luces de techo, lámparas colgantes y focos. También dispone de dos amplios ventales, que son una fuente de luz natural. La iluminación en locales públicos es muy importante, al igual que en otras zonas, gracias a ella se pueden lograr personalizar los ambientes.

Todo ha vuelto, lo retro está de moda y en el mundo de la hostelería mas que nunca, así lo podemos ver en los adornos vintage utilizado que son el toque final que potencian el resultado.

Dirección: 127 Atlantic Ave Brooklyn, NY 11201

Feliz día.

Sonia.

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